29 de abril de 2018

Castelo de Vide na Imprensa:
Una pensión llamada Destino - dormir en la estación por donde pasaba el Lusitania

Fotos © D.R./NCV
“Hace años, cuando todavía pasaba por aquí el Lusitania Exprés, me acerqué a conocer estos andenes para escribir un reportaje sobre las estaciones abandonadas de la Raya. Esta de Castelo de Vide era una de las más bellas y de las que mejor explicaban el fracaso comercial de la llamada 'linha' de Cáceres, que unía Entroncamento con Valencia de Alcántara. La estación quedaba a cinco kilómetros del pueblo y algo semejante sucedía con las de Portalegre, Marvão o, ya en Extremadura, Herreruela.
Aquella estación abandonada, por la que cruzaba el Talgo Lusitania de madrugada, era bellísima: pintada de blanco y albero, con los marcos de madera de las ventanas de color azul, con unos azulejos preciosos obra de Jorge Colaço, el mismo que hizo los de la estación de São Bento en Oporto, y ganadora, como certificaba un azulejo grabado, del premio a la estación de ferrocarril más florida de Portugal en 1948.
Pero el Lusitania dejó de pasar cada noche, la 'linha' de Cáceres se cerró y hoy solo circula un tren al mes para mantener las vías. Sin embargo, desde 2015, aquella estación abandonada y apartada de Castelo de Vide ha vuelto a cobrar vida. Se ha convertido en la Pensión Destino, uno de los establecimientos campestres más bonitos de Portugal. Se trata de un clásico Bed & Breakfast, habitación y desayuno, que llevan Ana Patrício, la dueña, y Anabela.
La Pensão Destino tiene seis habitaciones (40 euros la doble con delicioso desayuno) y una acogedora y práctica salita de estar desde la que escribo esta crónica. La sala cuenta con buenas mesas para trabajar, una selecta biblioteca, que incluye un libro de cuentos escrito por Ana Patrício, un sofá, un par de butacones y una cocina donde preparar un café, una infusión o algún plato sencillo. A este salón y a esta estación-hotel, vienen editoras lisboetas para leer tranquilamente los libros que algún día publicarán o no, vienen escritores que buscan tranquilidad y concentración y también fotógrafos reconocidos.
La antigua estación ha sido remozada y restaurada con mucho gusto. En el viejo andén, un banco de madera y varias sillas de tijera de color azul invitan a ver pasar, si no los trenes, sí el tiempo. Alrededor, árboles, campos y la casa de Francisco Lahmever Bugalho, poeta portugués muy significado por su labor en 'Presença', una de las revistas literarias portuguesas más influyentes del siglo XX.
Se pueden dar agradables paseos por los caminos arbolados que rodean la estación, a la que se llega saliendo desde Castelo de Vide camino de Castelo Branco y de Alpalhão. Tras pasar una gasolinera, se toma el cruce a la izquierda que indica la dirección de Portalegre y luego, la primera carretera a la derecha, no señalizada. Así se arriba a Destino, esta estación azul y azulejada, con el andén convertido en terraza y la sala de espera convertida en habitaciones.
Destino no es una pensión lujosa, pero sí preciosa y tranquila. No hay armarios, sino perchas, no arreglan la habitación cada mañana y no hay productos de aseo, salvo una pastilla de jabón. Pero se puede coger un secador, usar la cocina, etcétera. Vienen huéspedes ingleses y alemanes con ganas de perderse por esta región alentejana tan bella y desconocida, pero que se ha puesto de moda en Europa. También pernoctan aquí judíos que vienen a conocer la judería, la sinagoga y el museo de la artesanía hebrea de Castelo de Vide.
Cerca quedan Marvão, Valencia de Alcántara con su campiña y sus aldeas fronterizas, Portalegre, la Serra de San Mamede, el Tajo o las piscinas fluviales de Portagem (Marvão). El ambiente en la Pensão Destino es familiar sin exageraciones. La convivencia con los demás huéspedes es cercana, pero como suelen ser portugueses, no dan una voz más alta que otra y actúan con tal respeto que si no los miras, ni te enteras de que compartes el salón con ellos. Solo un pero: te despiertan los trinos de los pájaros”.
J. R. Alonso de la Torre (Hoy Extremadura)
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